“La cocina está vinculada a nuestra manera de ser, a la cultura y a la historia». Esta expresión del escritor español y experto en gastronomía Néstor Luján, llama la atención sobre la fiel vinculación entre la alimentación de un territorio y sus propias características. La cocina mediterránea puede entenderse como un ejemplo: sus principales ingredientes son productos recolectados en las zonas próximas al mar Mediterráneo. Verduras, mariscos, arroz o pescados son algunos de sus componentes más frecuentes. En una arrocería o, por ejemplo, en un buen restaurante de la playa Malvarrosa, en Valencia, estos productos se conjugan para dar lugar a platos tan conocidos como la paella. Pero junto a esta receta hay otras que presentan también las cualidades nutritivas de la dieta mediterránea. Una de ellas es la merluza a la cazuela, habitual en los fogones de esta comunidad autónoma.
El consumo de este pescado se asocia con la salud cardiovascular
Expertos en cocina valenciana señalan que los ingredientes de este plato incluyen merluza pero también, cebolla cortada muy finita, harina de maizena, calamar, gamba, almeja, aceite y sal, entre otros. Según un reciente estudio del Centro de Investigación Biomédica de la Obesidad y la Nutrición, el consumo de este pescado se asocia, por ejemplo, al cuidado de la salud cardiovascular. Pero junto a esta, otras ventajas vinculadas a este tipo de alimentación son la prevención de la obesidad, la diabetes o algún tipo concreto de cáncer. Se trata además de una dieta rica en antioxidantes naturales y baja en grasas de origen animal.
En definitiva, la cocina de Valencia supone un aporte nutricional con beneficios científicamente demostrados. Si bien la paella es su receta más conocida internacionalmente, la gastronomía de esta región española incluye otras elaboraciones igualmente recomendables. La merluza a la cazuela es una de ellas, pero la combinación de alimentos de tierra y mar da lugar a otras muchas con propiedades altamente saludables.