Los miles de viajeros que cada año visitan Valencia se interesan sobre todo por su playa, algún buen restaurante en la Malvarrosa, su arrocería y otros puntos emblemáticos donde degustar una buena paella o algún otro producto de la rica gastronomía valenciana. Pero a pocos kilómetros de la ciudad existen también joyas históricas y arquitectónicas, enclaves con encanto que merecen atención especial.
La puerta Ferrisa es una de las partes más impresionantes del castillo de Xàtiva
Uno de ellos es Xàtiva y su castillo, cuyo origen se remonta a antes de Cristo y que ha tenido varios hitos clave, como su toma por Jaime I en 1244 o cuando se convirtió en prisión de estado de la Corona de Aragón en la época cuando Alejandro VI, nacido en Xàtiva, gobernaba la iglesia de Roma. Otro momento clave fue el protagonizado por Felipe V (cuyo retrato aún aparece boca abajo en el museo local), que mandó quemar la ciudad para poder conquistarla durante la guerra de Sucesión en 1707.
La mayor parte de lo que ha sobrevivido data de la época musulmana y pertenece al estilo gótico. Impresiona la puerta Ferrisa, que nos recibe a nuestra llegada. Desde ahí podremos dirigirnos al castell menor o al mayor, con su impresionante escalinata donde se celebran numerosas bodas y eventos a lo largo del año. Y sobre ella, tres cañones de bronce que se usaron en la citada guerra de Sucesión, hoy punto ineludible para tomarse fotografías con todo el castillo menor y parte del mayor al fondo y con el hermoso valle de esta comarca de La Costera como telón. Al fondo, en los días claros, incluso se puede divisar el Mediterráneo, por donde en otras épocas llegaban los peligros y que ahora es fuente de riqueza, diversión y relax.
Y para completar la visita, se puede bajar a la ciudad, pasear por su centro histórico y degustar su gastronomía. Todo un lujo de turismo de verdadera calidad.