Ya se acabó el verano y, con él, los días calurosos, la cervecita en la playa o la paella en una arrocería o restaurante en la Malvarrosa, sentados en una terraza, frente al mar, en Valencia.
Y es que, en las vacaciones, se suele comer y beber en exceso, con despreocupación tanto de las obligaciones como de la alimentación. Pero, una vez finalizadas, toca volver a la rutina y ser responsables, para eliminar los excesos de esos días.
El pomelo es el alimento indicado para paliarlos. Debido a sus propiedades, esta fruta de temporada ayuda a sentirse saciado, ya que contiene un 90% de agua. Otra de sus ventajas recae en la pocas calorías que tiene, en comparación con otros cítricos, como la naranja o el limón.
Además, su sabor amargo incrementa la sensibilidad a la insulina, lo que produce que se estimule una serie de proteínas y se facilite que el hígado descomponga los ácidos grasos y favorece combatir la diabetes, según un informe realizado por la Universidad Hebrea de Jerusalén y el Hospital General de Massachusetts.
El pomelo es ideal para la dieta, si de bajar peso se trata, debido a su poder diurético y quemagrasas, que ayuda al metabolismo. Se aconseja ingerir esta fruta exprimida en zumos o comérsela, de forma natural, con la pulpa.
Recomendada por doctores para mejorar el tránsito intestinal, tiene como virtud ser una “fruta muy versátil, que da mucho juego en la cocina y que puede incluirse tanto en platos dulces como salados, entrantes, postres o como acompañamiento de un segundo plato”, según afirma la doctora Folch.
Por ello, y recordando siempre la importancia del consumo de frutas en una dieta equilibrada, es recomendable que se incorpore el pomelo en la alimentación, ya que es un cítrico con alto valor nutritivo, rico en vitaminas y propiedades positivas para el organismo.