La alimentación depende, en muchas ocasiones, de la época del año. En los meses de calor, sol y playa, los arroces en sus diferentes variedades como la paella, las verduras al vapor, las carnes y pescados a la plancha y la fruta suelen componer la llamada dieta mediterránea, aliñada con su ingrediente principal; el aceite de oliva. Una joya, tanto en sabor como en propiedades nutricionales, que resulta altamente beneficiosa para la salud. Lo sabe un buen restaurante de la playa de la Malvarrosa de Valencia, y todos lo tienen muy presente en la cocina y en la mesa.
El aceite de oliva es el diamante de la dieta mediterránea, considerada por los expertos como una de las más sanas y nutritivas del mundo. No solo aliña y acompaña a los platos haciéndolos más sabrosos sino que posee poderosos valores nutricionales. Este oro líquido, además de ser antioxidante por su alto contenido en vitamina E, ayuda a prevenir algunas dolencias.
Al contener polifenoles previene de enfermedades cardiovasculares y de algunos procesos inflamatorios. Algunos estudios apuntan que las dietas compuestas por aceite de oliva protegen de algunos cánceres, como el de mama o el de colon, controlan mejor la obesidad y previenen de la diabetes tipo 2. Por su alto contenido en ácido oleico ayuda a reducir el colesterol además de disminuir la actividad de microbios e infecciones. También ayuda a reducir la presión sanguínea, por lo que es beneficioso para los casos de hipertensión. Además, el aceite de oliva regenera las células de la piel y después de la exposición solar tiene un efecto hidratante, tónico y protector.
Las propiedades nutricionales del aceite de oliva son múltiples. No es de extrañar que cada plato de alimentos contenga un chorrito de aceite de oliva para acompañar o añadir un delicioso sabor. Esta joya gastronómica es sin duda una garantía de salud.