En muchos rincones de España, la Semana Santa se celebra de particular manera. En el caso de Valencia, la cercanía del Mediterráneo la envuelve con la brisa del mar. Como en la paella, cuyos ingredientes en su mayoría provienen de la costa, los barrios de Grau, el Cabanyal y el Canyamelar, también denominados Poblats Marítims, aplican todos sus conocimientos pescadores a denominada «la Semana de Pasión». El resultado constituye todo un hermoso espectáculo desarrollado a pie de playa, con la imagen de Jesús prácticamente internándose en las olas.
Los orígenes de la fiesta se remontan al siglo XV
Las imágenes de la Dolorosa, del Cristo y del Nazareno, realmente muy veneradas por las gentes del lugar, son las principales protagonistas de estos singulares festejos. Todos aquellos marineros que debían padecer día tras día las peores calamidades en su trabajo veían reflejado su dolor en la agonía de Jesús y el sufrimiento de María. Muchos pescadores salían de casa para no volver jamás, mientras sus mujeres se consumían de angustia. Por ello, los marineros eran los primeros en solicitar protección, lo que se pretende con celebraciones tan singulares. Así, varios hombres se encargan de portar la imagen de Jesús con deseo de tocar sus piernas.
Se dice que los orígenes de esta fiesta se remontan al siglo XV cuando, desde la parroquia de Santa María del Mar, piadosas personas se encargaban de venerar las imágenes. Sin embargo, no fue hasta el siglo XVIII cuando se constituyó la primera Concordia de Sayones, seguida de otra de granaderos. Tan solo faltaba la figura de los vestas o penitentes, los tradicionales acompañantes. Las nuevas iglesias decimonónicas como «Nuestra Señora del Rosario» y «Nuestra Señora de los Ángeles» aportaron nuevas cofradías. Ya en el siglo XX, surgió la hermandad de la Santa Faz. Tras acabar la intensa procesión, el turista puede reponer fuerzas comiendo en un buen restaurante de la playa Malvarrosa , en Valencia, y conocer su auténtica arrocería.