Gastronomía fallera: los imprescindibles

Ya huele a pólvora, las calles están cortadas y los monumentos falleros se alzan imponentes en los barrios de Valencia. Las fallas ya han llegado y con ellas la gastronomía fallera; esta semana, más que nunca, se saborea Valencia.

Cuando comienza el mes de marzo, empezamos a ver en cada esquina puestos de buñuelos y churrerías. Algunos son grandes furgonetas que al desplegarse se convierten en imponentes puestos ambulantes llenos de luces y con la música a tope. Otros, son modestos locales improvisados en los bajos de las casas antiguas de los barrios, donde las abuelas hacen magia en forma de buñuelo con sus recetas tradicionales, liberando un aroma inconfundible que inunda todas las esquinas.

Ya sean de calabaza o de viento, los buñuelos son uno de los dulces más típicos para estas fallas. Acompañados de un chocolate caliente, son merienda, desayuno o resopón imprescindible para todo amante de las fallas.

Aun así, los buñuelos, aunque de gran importancia, no son el único alimento protagonista en la fiesta grande de Valencia. Para los amantes de la mascletà, la horchata de chufa es un gran aliado ante esas horas de sol primaveral que ya comienza a calentar en la ciudad. En manga corta y gafas de sol, los valencianos nos anticipamos al verano refrescándonos con nuestra bebida más típica.

Pero, sin duda, el arroz es el gran aliado de todo fallero durante la semana grande de sus fiestas. Y es que aprovechan para cocinar todo tipo de recetas arroceras a leña, a la fresca, en las calles que durante esa semana están cortadas al tráfico. Desde la clásica paella de pollo y conejo hasta el mítico arròs amb fesols y naps, cada medio día las comisiones falleras se reúnen en el casal para disfrutar de estas clásicas recetas que nunca pasan de moda en estas fechas.

Cuando cae la noche y se acerca la hora de la verbena, los falleros se vuelven a reunir en sus carpas y casales para reponer fuerzas de cara a la noche, y para cenar todos en compañía, organizan las clásicas cenas de sobaquillo, en las que los bocadillos de blanc i negre son los mejores acompañantes para prepararse para las noches de fiesta fallera en las calles de Valencia.

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