La ciudad de Valencia cuenta con numerosos monumentos de gran valor histórico-artístico. Un recorrido por sus bellos palacios es acercarse a épocas pasadas, algo que se aprecia en sus fachadas, como en el Palacio de la Exposición de estilo neogótico, el de Cervelló, cercano al neoclásico o el Palacio de Baylía, una joya declarada Monumento Histórico Nacional, sede del Museo de la Prehistoria hasta 1982 y actualmente de la Diputación Provincial de Valencia. Abandonando la zona de playa y encaminándose al mismo corazón del caso histórico, muy cerca de la Plaza de la Virgen, el viajero puede disfrutar de un edificio emblemático de larga tradición histórica.
Una maravilla arquitectónica en el centro de Valencia
El antiguo palacio de Jáudenes, como también se conoce, se encuentra en la Plaza de Manises, flanqueado por otros edificios señoriales rehabilitados como organismos públicos, como el Palacio de la Scala. La construcción del edificio se remonta a los siglos XV-XVI en gótico-renacentista; según el plano del padre Tosca, contaba con un huerto cerrado por una tapia y una torre angular. Su nombre se debe a haber sido residencia del Bayle General, magistrado titular de la institución foral que gestionaba el real patrimonio y la hacienda. El avanzado deterioro del edificio hizo que se realizara una fuerte intervención en el siglo XIX que cambió casi totalmente su fisonomía, por lo que la fachada es de estilo arquitectónico del XIX. Se conservan además de etapas anteriores una escalera neo-gótica por la que se accede al piso superior, la entrada al jardín y cuatro arcos góticos en el patio anterior. Luis Ferreres y José María Cortina restauraron de nuevo el edificio en 1904 y su interior en 1955.
Valencia escribe su historia en cada rincón. Disfrutar de su gran variedad de opciones, desde una deliciosa paella en una arrocería o restaurante de la Malvarrosa, hasta descubrir sus enigmáticos palacios, es parte del encanto de esta ciudad única y viva.