Cuando se habla de Valencia resulta inevitable pensar en su playa y su sabrosa paella, que puede disfrutarse en cualquier arrocería o restaurante de la Malvarrosa. Pero la verdad es que esta ciudad es mucho más que sol y buena gastronomía. También ofrece a su visitante espectaculares monumentos que merece la pena visitar, como los famosos Baños del Almirante.
Tiene la consideración de monumento histórico-artístico y Bien de Interés Cultural
Una ruta por el centro histórico de Valencia permite visitar el edificio de estilo mudéjar en el que se sitúan los Baños del Almirante, originario del siglo XIV. La historia de estos baños es singular, ya que son los únicos que fueron usados hasta el pasado siglo XX y son muy parecidos a los típicos islámicos, aunque fueron construidos en la época cristiana.
Los Baños del Almirante son una visita obligada para los amantes de la arquitectura, ya que son una de las pocas muestras de arte mudéjar que existen en tierras de la Comunidad Valenciana. Fueron baño público hasta el año 1959 y tienen la consideración de monumento histórico-artístico y de Bien de Interés Cultural.
Estos baños cuentan con tres cámaras, especialmente diseñadas para resistir la humedad y el calor propio de unas instalaciones de estas características: la sala fría, tibia y caliente. La sala fría era usada como estancia de paso. Por su parte, la sala tibia era la mayor y la más concurrida. Su belleza es espectacular, especialmente por su cúpula octogonal con tragaluces estrellados.
Asimismo, la sala caliente es la que sigue más fielmente la tradición de los baños de vapor árabes; era una estancia en la que los usuarios solo estaban unos minutos, para después darse un masaje en la sala tibia.
Arquitectura, tradición y cuidado del cuerpo. Estas eran las bases que llevaron a los Baños del Almirante a ser uno de los espacios más populares de Valencia.