La Denominación de Origen de Valencia, por medio de su Consejo Regulador de Vinos, se encarga de avalar la procedencia y la condición de los vinos amparados por ella, supervisando su elaboración, patrocinando y divulgando el conocimiento de sus vinos y tratando de promocionar la imagen de calidad de los vinos y su suministro. El objetivo es defender los intereses de casi un centenar de marcas a las que cobija, fomentando distintas acciones para lograr los máximos objetivos de calidad y reputación. Así que no cabe ninguna duda: degustar una buena paella regada con uno de estos ricos caldos de Denominación de Origen (en un buen restaurante de la playa de la Malvarrosa, en Valencia, o arrocería) puede ser la mejor excusa para disfrutar de los ricos vinos de la tierra.
El 60% del vino valenciano se exporta
En Valencia, la aparición del vino se remonta a épocas pretéritas. Hay evidencias en objetos hallados de que, anteriormente a la llegada de los romanos, había cultivos de vid y elaboración de caldos en tierras valencianas.
En la actualidad, la capacidad vitícola de la D.O. valenciana cuenta con unas 13.000 hectáreas de viñedos ubicadas en 4 áreas de producción, las cuales se hallan junto a entrañables y característicos municipios de un encanto especial. La distinción y el reconocimiento de los vinos de Valencia, en el contexto vitivinícola mundial, es indiscutible. Alrededor del 60% de la producción va dirigido a la exportación, siendo los países europeos su principal destino.
Podemos distinguir las siguientes áreas de producción:
– Subzona de Valentino.
– Subzona de Moscatel.
– Subzona del Alto Turia.
– Subzona de Clariano.
Los viñedos se localizan, principalmente, en suelos con poco humus en sus confines superiores y, generalmente, poseen caliza; características que acompañadas del clima mediterráneo, favorecen la calidad óptima de estos vinos. Asimismo, el suelo posee una buena permeabilidad, lo que beneficia al drenaje. Condiciones climatológicas que dotan al vino de Valencia de una personalidad inconfundible.