Uno de los platos más tradicionales de la gastronomía de Valencia es la paella. En un buen restaurante de la Malvarrosa o una arrocería a pie de playa es posible degustar las distintas especialidades de este plato estrella.
Entre las combinaciones que más sorprenden a los visitantes destaca la paella con caracoles, un menú que descansa en la popular tradición valenciana de salir a la montaña a buscar estos animales después de un día lluvioso. Se trata, así, de un manjar cuya elaboración conlleva dedicación y mimo desde la recogida de los propios caracoles.
Las condiciones idóneas para hacerse con tan suculento ingrediente se encuentran tras jornadas de lluvia, cuando brilla el sol. Lo recomendable sería tenerlos 10 días en ayuno, para limpiarlos bien y, acto seguido, sumergirlos en agua fría con sal y vinagre, para que suelten toda la baba. Posteriormente, lavarlos varias veces antes de combinarlos con los distintos ingredientes que conforman la paella de caracoles.
El primer paso para su preparación es cocer los caracoles durante un tiempo inferior al usual, pues terminarán de cocinarse en la paella. Esta se coloca al fuego con 10 cucharadas de aceite, espolvoreada con sal. En el centro se echará la cabeza de ajos con la carne (pollo, conejo, etc.), y se empezará a sofreír lentamente, a fuego medio.
A continuación se añaden alcachofas, pimiento rojo y un bote de tomate natural triturado. Por último, se incorporan judías, bajocons y los caracoles, añadiendo posteriormente agua al paellón. Al empezar a hervir, espolvorear con azafrán, sal e incorporar ramitas de romero, dejándolo cocer durante 20 minutos a fuego fuerte.
Finalmente, se añade agua, si hiciera falta, y se echa el arroz encima: este debería sobresalir un dedo por encima del caldo. Se remueve y se deja a fuego fuerte.
Una vez lo dejas reposar, ya tienes lista una riquísima paella de caracoles. ¡Buen provecho!