Valencia sigue siendo uno de los principales destinos turísticos de España. Algo que no solo se debe a su riqueza histórica, su sol o su playa, sino también a su atractiva gastronomía. De ella, la paella es seguramente el plato más conocido, pero no deben olvidarse especialidades de repostería como la «coca de llanda”, que es el bizcocho más apreciado de la Comunidad Valenciana y seguramente el más común en sus cocinas, a lo que añade una extraordinaria sencillez en su preparación que le hace accesible a cualquier persona.
La simplicidad de su receta hace innecesario el empleo de una báscula para pesar los ingredientes, siendo suficiente con un recipiente que haga las veces de medidor (por eso, aunque su nombre más común es “coca de llanda”, en referencia al molde en el que se cocina, en algunas zonas se la conoce como “coca de mida”). Las cantidades son también fáciles de recordar: tres partes de harina, dos de azúcar, una de leche (o yogur) y media de aceite (de oliva o girasol). A esto deben añadírsele cuatro huevos, un sobre de levadura y la ralladura de medio limón.
La preparación de esta coca tampoco tiene demasiado secreto. Se trata de mezclar los ingredientes, recordando que la masa quedará más esponjosa si se baten las claras de los huevos a punto de nieve y que, para evitar la aparición de grumos, conviene tamizar la harina antes de verterla en la mezcla. Los tiempos de cocción varían según el aparato, por lo que lo más recomendable es hacer un cálculo aproximado y comprobar con un palillo largo que el interior de la coca no está crudo.
Una vez fuera del horno, el resultado es un dulce ideal para disfrutar, por ejemplo, en el café, después de una buena paella en casa, en una arrocería del centro de la ciudad o en un restaurante en la Malvarrosa.