Hace ya tiempo que el tardeo se ha implantado como alternativa al ocio nocturno. Esta costumbre, cuyo nombre resulta de la combinación de “tarde” y “tapeo”, consiste en tomar unas copas, ir a una discoteca o hacer ambas cosas antes del anochecer. Tiene incluso su hashtag en Twitter, #yotardeo, y ha sido consagrado este año con la primera edición de la Ruta del Tardeo, que se pudo disfrutar hasta el 21 de junio.
Muchas personas han hecho suya esta tendencia para huir de la masificación de algunos locales por la noche, o para tratar de evitar los horrores de la resaca. Hay una creciente preferencia por opciones más saludables de entretenimiento, y en ese sentido no es extraño que Valencia se haya convertido en la cuna del tardeo: ir a una arrocería a comer una buena paella es la mejor preparación para ir de fiesta.
La paella es uno de los platos más valorados no solo por los turistas extranjeros, sino también por los españoles, y no únicamente por su sabor: siempre ha estado asociada a la celebración, al encuentro social, y ya solo por eso parece un buen preludio para un plan de tarde con los amigos. Pero son en especial sus propiedades nutricionales las que la convierten en una elección inmejorable.
Cualquiera de los numerosos platos de arroz que ofrece la gastronomía de Valencia (el arroz a banda, negro, al horno…) resulta ligero y fácilmente digerible. Además, su alto contenido en hidratos de carbono proporciona energía de liberación lenta que, sin duda, resulta útil para mantenerse activo largas horas. Si además se saborea cualquiera de estos platos a pie de playa, por ejemplo en algún restaurante de la Malvarrosa, la experiencia sensorial resulta ya completa para dar comienzo a cualquier plan festivo.
Y es que desde un principio el mar, el tardeo y la dieta mediterránea estaban hechos para confluir.