¿Le echamos una manita a Anita?

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«Voy andando por la calle y a veces la gente se queda mirándome. Yo pienso: ¿Será por la ropa? Pero luego caigo». Anita Ortiz -como todo el mundo la llama- tiene 14 años, los mismos que lleva viviendo con una sola mano. «He crecido así, para mí es lo más normal del mundo», explica a ABC con total naturalidad.

«Pero qué bonita eres», le decía su madre, con el mismo nombre, que no supo de esta circunstancia hasta que nació. Tantas veces se lo repitió que creó y registró una línea de joyería con esa expresión. «Mamá, déjame a mí», cuenta que le pedía su hija mientras la veía hacer complementos artesanales.

La afición que su progenitora tuvo que dejar caló en esta adolescente valenciana y ahora es ella la que ha cogido el testigo con un objetivo: reunir los alrededor de 60.000 euros que cuesta una mano biónica para poder ser más autónoma. Un coste que una familia humilde no se puede permitir.

«Pensamos en cosas que podíamos hacer para ir recaudando dinero, porque es algo muy caro, y nos pareció buena idea seguir con las joyas porque la marca seguía registrada», comenta la joven. «Anita no quería que pidieramos donaciones a la gente porque dice que hay muchas personas con necesidades más urgentes y que a ella solo le falta una mano», revela su madre.

Con esa extremidad artificial, acciones tan cotidianas como pelar una fruta o escribir en el ordenador, serán mucho más fáciles. De hecho, Anita practica atletismo para mitigar las consecuencias derivadas de su discapacidad: cargar todo el peso sobre un lado le está provocando problemas de espalda.

«Al hacer las joyas soy un poco desastre. A veces intento poner una bola en un hilo para hacer una pulsera, se me cae y acaban esparcidas por el suelo. Tengo que dedicar mucho tiempo, sobre todo los fines de semana», confiesa.

Pese a que también está presente en Facebook y Tik Tok, Anita se maneja mejor con Instagram  @peroquebonitaeres.joyas , donde promociona sus creaciones. Sin embargo, en su instituto -estudia tercero de la ESO- nadie ha sabido hasta ahora a qué dedicaba sus ratos libres. «No quería ganar muchos seguidores de golpe. Prefería dirigirme a la gente que no me conoce. Ahora mis compañeros de clase y los profesores me preguntan mucho», explica entre risas.

De momento, está contenta porque la acogida ha sido «bastante buena» pese a sus pesimistas expectativas. «Vamos poco a poco», apunta entre collares, pulseras y pendientes. Hay tiempo para alcanzar su objetivo porque todavía está en pleno crecimiento. «Esto es una carrera de fondo que exige mucha paciencia y mucho trabajo para no dejar que decaiga», añade su madre. «Correr la voz e insistir», sentencia.

Fuente ABC: https://www.abc.es/autor/toni-jimenez-2961/

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