Valencia puede presumir de una tradición gastronómica rica y variada. Su cocina es, a menudo, elaborada con productos autóctonos de reconocido prestigio, algunos de ellos tan valiosos como la alcachofa de Benicarló, muy común en la paella y otros platos de arroz.
El cultivo de la alcachofa fue introducido en la Península Ibérica por los árabes durante el siglo VIII, extendiéndose rápidamente por determinadas zonas del Levante mediterráneo. En el siglo XVII ya hay referencias escritas sobre la importancia que su cultivo adquiere en la zona de Valencia. Su consumo, entonces, era más de carácter familiar que comercial, debido, principalmente, a carencias en la red de transportes que dificultaban su distribución. No fue hasta mediados del siglo XX cuando estos problemas comenzaron a solventarse, permitiendo que las alcachofas cultivadas en las áreas próximas a Benicarló pudiesen exportarse a otras zonas de España. Tras varios años intentándose, finalmente, se reconoció en 2010 la Denominación de Origen Protegida Alcachofa de Benicarló. La importancia de esta planta en la localidad es tal que, incluso, en su escudo aparece una alcachofera.
La alcachofera es la planta de la alcachofa, que es, a su vez, la flor de la primera. Se trata de un cultivo muy favorecido por climas suaves, como los de la comarca del Bajo Maestrazgo castellonense. La alcachofa de Benicarló pertenece a la variedad Blanca de Tudela y su cultivo se realiza, principalmente, en otoño e invierno. Es una verdura con múltiples cualidades. Contiene una elevada proporción de glúcidos tolerables por diabéticos, por lo que su consumo es muy recomendado en estos casos. Además, previene problemas circulatorios y cardiovasculares mientras, gracias a su capacidad para favorecer la metabolización de grasas y urea, regula funciones renales y hepáticas.
Este alimento, clave en la dieta mediterránea, puede probarse en múltiples locales de Valencia, tanto en el centro como en la playa, en alguna arrocería o buen restaurante de la Playa de la Malvarrosa.
