El calabacín, saludable hortaliza de la gastronomía de Valencia

Ingrediente indispensable en la dieta mediterránea, el calabacín es una de las hortalizas a las que mayor partido se les saca en la cocina. Ya se consumía en épocas de romanos, griegos y antiguos egipcios, pero los que extendieron su cultivo fueron los árabes. 

Es un vegetal muy rico en agua, por lo que no tiene prácticamente calorías, siendo muy beneficioso para el organismo gracias a su gran número de minerales y oligoelementos, especialmente entre ellos potasio, calcio, magnesio y fósforo.

Cocinado al vapor o crudo, el calabacín tiene propiedades antioxidantes y depurativas, fortalece el sistema inmunológico y protege ante las infecciones.

También se trata de un diurético excelente que ayuda a controlar la hipertensión arterial y a eliminar los cálculos renales, la cistitis, los edemas y la retención de líquidos.

Debido a su alto contenido de vitamina C, protege la piel y actúa en la rápida cicatrización de quemaduras y heridas. Y gracias a su gran aporte de fibra, su consumo es muy aconsejable como tratamiento para el estreñimiento.

Retrasa el envejecimiento y la aparición de afecciones degenerativas como el Alzheimer, cáncer, Parkinson, etc. , sobre todo por la acción antioxidante de las vitaminas C, A y E, el selenio y el zinc.

Para las personas con sobrepeso resulta un producto ideal por su alto contenido en fibra y sus escasas calorías. La ingesta abundante de este vegetal no solo aporta las propiedades ya citadas, además ayuda a adelgazar si se acompaña de ejercicio físico.

Ya sea como parte del aderezo de una paella o crudo en una rica ensalada, el calabacín es fundamental en la gastronomía de Valencia. De hecho, en cualquier arrocería valenciana es una hortaliza muy empleada para elaboración de guarniciones y salsas, entre otros usos gastronómicos.

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