Pocos platos hay tan conocidos en España como el famoso Cordero de Segovia, un manjar que se puede degustar a lo largo de toda la geografía nacional sin perder la calidad y el respeto por la tradición. Por ejemplo, una arrocería o un buen restaurante de la playa de la Malvarrosa de Valencia es un lugar ideal para disfrutar de esta receta mientras se contemplan las bellas vistas a la playa.
Uno de los secretos del Cordero de Segovia es no añadirle ningún tipo de condimento
Y es que el Cordero de Segovia es un plato que no pasa de moda, al igual que ocurre con la paella. Su peculiar sabor ha sobrevivido durante siglos, desde la invasión del Imperio Romano en tierras de Hispania. Hoy, continúa siendo uno de los platos más universales de la cocina española. Ingredientes tan sencillos como el propio cordero, agua, vinagre y sal -cocinados en cazuela de barro y horno de leña- dan forma a esta receta.
Su ingrediente estrella es el cordero de raza churra, que solo se alimenta de leche materna; por lo que posee una carne tierna, de gran jugosidad y suave textura. La pieza se cocina en horno durante hora y media por cada lado. Se le va añadiendo agua hasta cubrir un dedo -no más para evitar que se cueza ni menos para que tampoco se queme- de forma que una vez que esté asado, se aparta y se le vierten al caldo unas gotas de vinagre. Uno de los secretos del Cordero de Segovia es no añadirle ningún tipo de condimento, como limón, tomillo o vino, ya que al tratarse de una carne de sabor tan puro no debe taparse con otros aromas.
Además de su suculento sabor, su valor nutritivo está comprobado al ser fuente de vitaminas del grupo B, esenciales para el desarrollo y mantenimiento de la homeostasis corporal. En resumen, un plato único al que muy pocos podrán resistirse.