Aunque su nombre oficial es los Jardines del Real, ya que allí se encontraba el palacio hasta 1810, todos los valencianos conocen como jardines de Viveros este enorme parque que tras pasar por varias manos fue cedido al Ayuntamiento de Valencia en 1903. Después de un paseo por la playa, de disfrutar de una paella en una arrocería o un restaurante en Malvarrosa, podemos ir allí a pasar la tarde.
Lo primero que debes saber es que la entrada es gratuita, y abren desde las 8 de la mañana hasta la puesta de Sol. Se trata de un jardín muy extenso, así que podemos disfrutar de varias actividades.
Por ejemplo, pasear entre sus setos, fuentes, su lago lleno de patos, rosaledas, árboles majestuosos o esculturas y grandes elementos arquitectónicos que nos recuerdan la importancia y majestuosidad del lugar donde nos encontramos en los siglos pasados.
Entre las esculturas, además de los muchos bustos perfectamente identificados con los que nos encontraremos, destacan la del Pato Donald, dedicada a Walt Disney, o las que homenajean a Ausias March y a Antonio Machado.
Otro punto de interés es el Museu de Ciències Naturals, situado en el interior del recinto. Aunque hay varios puntos de acceso, el más interesante de todos, la pequeña puerta que da a la calle General Elio, protegida por dos leones esculpidos en piedra, está siempre cerrada.
Si vas con niños, seguro que se lo pasan en grande en las zonas de juegos. Si te sorprende ver una especie de carretera en una parte de los Jardines del Real es porque allí también hay un parque de tráfico, una de las excursiones más habituales para los niños de Valencia.
Durante 12 días entre finales de abril y principios de mayo, los Viveros albergan la Feria del Libro de Valencia, y en verano se convierten en el escenario de la Feria de Julio.