Poder saborear una paella a la orilla de la playa es uno de los placeres que se pueden disfrutar en la ciudad de Valencia. Pero antes de degustar el plato típico de la cocina valenciana en una arrocería, existe un proceso de cultivo del arroz de larga tradición, que hoy en día continúa realizándose de manera artesanal a lo largo del año.
Los municipios que rodean el Parque Natural de l’Albufera son los que mayor extensión de campos de arroz poseen. Con la llegada del invierno, los agricultores preparan la tierra para que esté en óptimas condiciones y reparten sobre ella las semillas del arroz en el mes de marzo.
A continuación, se inundan los campos de modo que el cereal recién plantado quede cubierto por el agua estancada; un agua que se va calentando de manera gradual con la llegada de la primavera. Hacia el mes de mayo, cuando el tallo del arroz que se ha sembrado tiene una altura en torno a los 40 centímetros, se procede a arrancarlo para trasplantarlo a un campo arrozal, donde continuará creciendo hasta su recolección en el mes de septiembre.
Una vez recogido se separa el grano de la espiga, proceso conocido como trillado. Viene después un tiempo de almacenamiento para el secado del arroz, importante paso previo al último proceso: su molido (separación de la cáscara del grano).
Hace tan sólo unos días los agricultores alertaban de que, a pesar de que el calor había hecho madurar bien el fruto, la aparición de una planta gramínea en varios campos había hecho mucho daño al crecimiento del arroz, algo que podría suponer un descenso de la cosecha por segundo año consecutivo (en 2013 se redujo un 5%).
A pesar de ello, seguro que valencianos y visitantes pueden disfrutar en algún buen restaurante de la playa de la Malvarrosa de una deliciosa paella gracias al trabajo de los artesanos del arroz.
