Además de poder comer en una arrocería de la playa, Valencia cuenta con un sinfín de lugares para visitar que no son ningún secreto. Aunque quizás lo sea uno de los espacios verdes e históricos de la ciudad que pasa desapercibido tanto a turistas como a valencianos: los jardines de Monforte.
Estatuas y joyas botánicas que sorprenden a cada paso por este espacio verde
Con un estilo neoclásico que mezcla características típicamente mediterráneas y aspectos románticos que recuerdan a Francia, se ubica en la plaza de la Legió y forma parte del Tesoro Artístico Nacional.
Es uno de los horts que existían en la zona de extramuros de Valencia, que el marqués de San Juan compró en 1849. Casi 100 años después, en 1941 empezó su proceso de restauración y fue entonces cuando desapareció la superficie de huertas, aunque todavía se mantienen sus otras zonas: una de jardín formal, lleno de setos de estilo francés; y otra de recreación de bosque, lleno de auténticas joyas botánicas, como los ginkgos, o árboles de los cuarenta escudos; los cipreses; o las eritrinas.
En este espacio, de casi 12.000 metros cuadrados, se puede disfrutar de bromas de agua, pérgolas, un gran estanque y muchas esculturas. Entre ellas, se encuentran los leones que, en un principio, iban a colocarse en el Congreso de los Diputados de Madrid, que se ubican en el portón que da entrada a una de las zonas ajardinadas.
Además de ser ejemplo de jardinería histórica, Monforte es de visita obligada para conocer la jardinería tecnológica y en él se puede uno asombrar gracias a sus riegos de goteo, podas mecanizadas, etc.
Los jardines de Monforte son una opción estupenda para después de pasar un buen rato degustando una paella en algún restaurante de Malvarrosa: cambiar la playa por el campo y poder pasear en una de las zonas verdes más bonitas de toda la región.