El langostino de Vinaròs, la joya del mar de Valencia

Que la gastronomía de Valencia es mucho más que paella no hace falta decirlo, aunque la tengamos como plato estrella y emblemático. Lo saben muy bien en Vinaròs, población del norte de Castellón que tiene el privilegio de darle nombre a un langostino fuera de serie.

Ahora se lucha por conseguir la denominación de origen Langostino de Vinaròs y hacer así oficial el reconocimiento que ya tiene de todos los habitantes del litoral valenciano y del resto de España. La DO Langostino de Vinaròs le daría una especial protección al producto y a su comercialización.

No es para menos, ya que en cierto modo este crustáceo convierte en emblema y orgullo la actividad de los pescadores de Vinaròs, Benicarló, Peñíscola, Castellón y Burriana, los municipios que lo capturan. Sus características son únicas y lo colocan en el podio de los mejores langostinos del país. Conseguir la DO refuerza esa posición relevante y la protege.

¿Por qué es tan especial el langostino de Vinaròs? Es carnoso, firme y de un sabor delicado. Estas características están directamente relacionadas con su hábitat. La desembocadura del Ebro trae agua dulce que se mezcla con la del Mediterráneo y crea un litoral de salinidad reducida, un estuario riquísimo en nutrientes, de clima suave y luminoso que es un auténtico vivero marino.

El delta es también una zona arenosa de forma natural. Eso es perfecto para las costumbres del langostino de Vinaròs, que suele pasar casi todo el día reposando en el fondo como si de una playa submarina se tratase.

El langostino de Vinaròs es hermoso, de piel brillante y vistosa y cola de varios colores. Su precio depende del tamaño (8-14cm de media, algunos llegan a 20cm), y suele ser elevado como corresponde a su calidad excepcional. Pero es un tesoro que hay que probar, y si es en una arrocería o restaurante en la Malvarrosa, mejor.

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